Greenpeace logró bloquear el pasado mes de enero la entrada a la incineradora, impidiendo el acceso de los camiones que transportaban los residuos.

Con esta acción Greenpeace logró que el CIM accediera a negociar con la oganización ecologista un nuevo modelo de gestión de los residuos sólidos en la isla.

Los ecologistas propusieron un plan de residuos alternativo basado en la recogida selectiva, el reciclaje, el compostaje y el uso de biomasa, que preveía acanzar niveles de reciclaje del 60 por ciento en el 2005.

Greenpeace supeditó avanzar en este acuerdo a la no apertura del tercer horno en la incineradora de Son Reus. Sin embargo, el CIM y el ayuntamiento de la capital tienen previsto firmar un preacuerdo para la cesión de 220.000 metros cuadrados en el recinto de la incineradora, para construir plantas de compostaje y, previsiblmente, un nuevo horno.

Según el director de Greenpeace, Xavier Pastor, "en caso de que el acuerdo que se firme estableca la apertura del tercer horno esto supondría un paso atrás y la vuelta a un escenario de confrontación abierta".