La organización ecologista explica que la pirólisis consta de un primer proceso de tratamiento termoquímico en ausencia de oxígeno, cuyo producto resultante es un material combustible, por lo que se trata de un proceso previo a la incineración.

De hecho, esta tecnologíaestá sometida a la directiva que regula el control de las emisiones contaminantes procedentes de las plantas de incineración, por lo que Greenpeace se opone a este tipo de tecnología, en la misma línea y por las mismas razones que se opone a la incineración.

"La pirólisis es un sistema que destruye una serie de materiales que podrían ser reaprovechados y que, por tanto, contribuye al derroche de recursos naturales. Además, al tratarse de una fase previa a un proceso de combustión, genera los mismos prblemas ambientales que la incineración: produce cenizas que deberán ser llevadas a vertedero y emite gases contaminantes", declaró Laura Silvani, portavoz de Greenpeace.

Los ecologistas consideran que un programa de residuos debe contemplar la prevención, la recogida selectiva domiciliaria, la reutilización, el compostaje y el reciclaje como elementos básicos de gestión.

Greenpeace valora positivamente el inicio de la recogida selectiva que se implantará en Rubí, pero insiste en el rechazo a que e incluya en el proceso de tratamiento una planta de pirólisis.