La organización ecologista internacional hace esas afirmaciones en un comunicado que difundió hoy, en el que además recuerda que las 67.000 toneladas/año a las que Larrinaga se refirió ayer, viernes, pertenecen sólo a la empresa Aser.

Los conservacionistas estiman que al menos una docea de empresas bilbaínas se dedican al negocio de la importanción y el reciclaje de residuos.

El coordinador de la campaña de Greenpeace en el mar Cantábrico, Juan López de Uralde, indicó que es "lamentable que el Gobierno vasco ni siquiera conozca la cantidad de tóxicos que entran en Bilbao".

En cuanto a los niveles de dioxinas en los residuos, López de Uralde aseguró que ningún científico del mundo se ha atrevido a dar niveles aceptables de estas sustancias en el hombre o en el medio ambiente deido a su alta toxicidad.

Greempeace acusa al Ejecutivo de Euskadi de apoyar con sus leyes "este comercio de muerte"; una legalidad que hace más "escandoloso" el negocio.

Los conservacionistas manifestaron su extrañeza por el silencio del Gobierno de Vitoria ante los resultados de los análisis realizados por la Universidad de Londres, en los suelos y aguas del Valle de Asúa (Vizcaya).

Los estudios muestran que el tope de contaminación por metales pesados es el más alto de Europa, incluso que l alcanzado en ciertas áreas altamentente contaminadas de los países del Este.

Aseguran que, técnicamente, una parte de los suelos del valle es ya sólo residuos tóxicos.