El documento, que según los coservacionistas permite la eliminación de estos reactores sin crear escasez de energía y penurias para la población, es una respuesta a la fuga radiactiva registrada la semana pasada en la planta de Sosnovy-Bor, a cien kilómetros de San Petersburgo.

Dima Litvinov, de Greenpeace Moscú, manifestó que "el coste total del programa que proponemos es equivalente a lo que en ocho días gasta en defensa el Gobierno de los EE.UU. Esta es la única foma realista de impedir otro Chernobyl".

El informe solicitala movilización de las ayudas financieras y técnicas necesarias procedentes de Occidente para generar mediante plantas de cogeneración el equivalente a nueve centrales nucleares.

Según los ecologistas, los sistemas de cogeneración proporcionan una eficiencia del 85 por ciento, en contraste con el 35 por ciento de eficencia de los reactores RBMK.

Asimismo, prevé una inversión de 58.900 millones de pesetas para mejorar los sistemas de calefacción y el sector de la iluminación y reducir entre un 15un 20 por ciento la demanda de electricidad.

Otra de las partidas económicas (113.600 millones de pesetas) deberá ir destinada a la creación de centrales minihidráulicas, eólicas y otras basadas en el uso de biomasa.

A juicio de Litvinov, "si este programa se hubiera aplicado después del desastre de Chernobyl en 1986, ahora no habría ningún reactor de tipo RBMK".

Greenpeace considera que que este plan de emergencia podría ser puesto en marcha de inmediato si existiera una voluntad política avorable entre los gobiernos de Rusia, Ucrania y Lituania.

La organización conservacionista también ha enviado el documento a la Comisión Europea, al Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, a los participantes de los protocolos de la Carta Europea de la Energía y a otras agencias de financiación.