Según los ecologistas, el "Martín de Porres" procedía del caladero mauitano donde se encontraba pescando cefalópodos (pulpo y calamar) bajo el acuerdo de la Unión Europea con este país.

Greenpeace explica que una patrulla del SEPRONA acudió al lugar de la descarga y comprobó que hasta un 80 por ciento de la bodega del pesquero estaba compuesta por pulpo y calamar de talla ilegal.

Según el SEPRONA, la carga fue finalmente desprecintada y tan sólo se pudo informar de esta irregularidad, ya que la Xunta de Galicia no reconoció responsabilidades al tratarse, según ello, "de pescado inmaduro pescado en un tercer país y congelado en alta mar".

El buque "Marín de Porres" escondía el pescado inmaduro en cajas donde los primeros ejemplares expuestos eran de talla legal y debajo de éstos, todo eran tallas inmaduras.

Para capturar esos ejemplares, "Martín de Porres" ha tenido que utilizar redes antirreglamentarias (de malla inferior a la permitida)y/o colocar una doble pared de malla más tupida en sus redes (denominada condón o sobrecopo).

La legislación español, según Greenpeace, establece claramente que "queda prohibida la comercialización en todo el territorio del Estado de productos pesqueros por debajo de las tallas mínimas, así como de 'inmaduros' relativos a las diferentes especies pesqueras".

Por otra parte, las comunidades autónomas tiene competencias en materia de comercio interior. Ello significa que pueden y, de hecho, están obligadas a prohibir el paso y la venta en su territorio de productos pesqueros o "inmaduros", indica la organización.

"Es inadmisible que un barco español pueda pescar 'inmaduros' en un tercer país y desembarcarlos ante la injustificable inoperancia de algunas autoridades, bajo la excusa de que faltan reglamentos, ha declardo Aranu Mateu, responsable de la campaña de pesca en Greenpeace España.