Según Greenpeace, lasuperficie ocupada por el eucalipto en Cantabria supera ya las 60.000 hectáreas, a pesar de que la organización ecologista insiste en los negativos impactos que tiene esta actividad sobre el suelo, la flora y la fauna.

Entre estos impactos destaca la pérdida de diversidad biológica, la alteración de las características de los suelos, el aumento de la erosión, los cambios en el régimen hídrico, los riesgos para la salud por la utilización de herbicidas y el incremento de las "prácticas agresivas" por e uso de maquinaria pesada.

Además, la organización ecologista mantiene que los cultivos industriales de eucalipto no soportarán futuras crisis del sector o bajadas del precio de la madera de eucalipto, posibilidad que se puede producir ante la llegada de madera importada de países como Brasil o Uruguay.

Para Miguel Angel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace, "ajeno a un proyecto socieconómico con perspectivas de futuro, en un mundo globalizado con mejores producciones y más retables en otras latitudes, el sector del eucalipto es un mal remedio a la crisis del medio rural en Cantabria".