El ministerio aprobó el pasado jueves una resolución en la que prohibía la comercialización e importación de los mordedores para bebés fabricados con PVC blando, aceptando de esta forma la decisión que adoptó la Comisión Europea el pasado diciembre.

Greenpeace aplaudió la iniciativa del ministerio, pero le recordó que "en el mercado español quedan miles de juguetes de PVC blando, que aún no siendo mordedors, suponen el mismo riesgo sanitario para la población infantil, ya que el niño al chuparlos y morderlos ingiere cierta cantidad de los químicos ftalatos"

Según Pablo Mascareñas, responsable de la Campaña de Tóxicos de la organización ecologista, "los juguetes de PVC blando para menores de tres años contienen hasta un cuarenta por ciento de ftalatos, aditivos que se añaden al plástico para aportarle flexibilidad. Cuendo el niño muerde o chupa estos artículos los ftalatos se desprenden del juguete y paan directamente a su saliva".

Asimismo, indicó que la Comisión Europea ha publicado cuatro estudios sobre el reciclaje del PVC y su comportamiento en los vertederos e incineradoras que confirman "los serios problemas medioambientales y económicos asociados a la eliminación de los residuos de vinilo".