Para la organización ecologista, la última fuga radiactiva, que tuvo su origen en la entrada de agua del circuito primario al sistema de agua mineralizada, unida a "los gravescrecientes" problemas de agritamiento múltiple por corosión que afectan a componente fundamentales para la seguridad del reactor, demuestra que el funcionamiento de la central "es muy peligroso".

Según Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace, "mantener en funcionamiento una central vetusta y obsoleta como Garoña, plagada de problemas de seguridad, es un acto de irresponsabilidad manifiesta".

Greenpeace mantiene que el proceso de agrietamiento que sufren algunos componentes de la central afecta, al enos, a 66 de las 97 penetraciones que atraviesan la parte inferior de la vasija del reactor.

Bravo señaló que a este problema se une el estado del barrilete, un componente interno de la vasija de los reactores de agua en ebullición, que también presenta grietas.