En un comunicado, Greenpeace discrepa de la posibilidad de que el Ejército actúe en esta zona protegida, ya que la considera "una confrontación innecesaria con la comunidad conservacionista internacional", a la vez que anuncia su intención de hacer todo lo posible para evitar que se efectúen maniobras militares en el impacto negativo en los ecosistemas del Parque Nacional.

Greenpeace recurda que fueron sus campañas, desde 1986, las que paralizaron los bombardeos del Ejército sobre Cabrera y consiguieron la posterior declaración como Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera.

"No hemos trabajado durante dos décadas para intentar influir en una gestión adecuada de Cabrera, para que ahora vuelva a convertirse, cada vez, en un campo de maniobras militares", concluyó Pastor.