Según señala Greenpeace en un comunicado, la creciente demanda de langostinos obliga a la industria camaronera a aumentar su cultivo, una práctica queprovoca graves daños sociales y ambientales.

Los últimos datos de la FAO confirman que la producción de camarón cultivado sigue en aumento y las previsiones indican que la tendencia continuará debido, sobre todo, a la creciente demanda de los países más ricos, como Estados Unidos, Japón y los estados de la Unión Europea.

Sebastián Losada, responsable de la campaña de manglares de Greenpeace, señaló que España es el principal importador europeo, por lo que es necesario que los consumidores españols conozcan "el enorme impacto social y ambiental que se esconde detrás de uno de sus mariscos preferidos".