En declaraciones a Servimedia, del Río valoró que esta sentencia es la primera que contempla el perjuicio al medio ambiente.

Por ello, expresó su deseo de que sirva de precedente para el "caso 'Prestige'", teniendo en cuenta que con este desastre se triplicaron las toneladas de combustible vertidas al mar (20.000 en el "Erika", 73.000 con "Prestige"), y se multiplicaron por cinco los kilómetros de costa afectados (400 y 2.000 km, respectivamente).

Finalmente, Greenpeace considera que la sentencia supone también "un primer paso" para que las petroleras "sepan que son las responsables de que ocurran estas catástrofes", así como para que "se las señale a nivel internacional como culpables" de ello.