En un comunicado, la organización ecologista consideró "antidemocráticas" la actuación tanto de BNFL como del Gobierno británico, que prohibió la entrada de sus barcos en el río Támesis, para impedir que protesten contra la ampliación de las plantas nucleares y los cargamentos de plutonio.

BNFL pidió a un juez holandés lacongelación de las cuentas de Greenpeace y argumentó que las protestas de los ecologistas habían retrasado la salida de su carguero nuclear, lo que les ha supuesto un coste de unas 90.000 libras.

La organización ha instado al primer ministro británico, Tony Blair, a que no vuelva a impedir este tipo de protestas pacíficas. "Estas actuaciones de BNFL y el Gobierno británico son reacciones autoritaristas sin precedentes, que intentan silenciar las protestas e inquietudes sociales por los peligrosos cargmentos de plutonio", subrayó Greenpeace en un comunicado.

"La respuesta de BNFL y el Gobierno de Blair no nos va a detener. Esto no hace más que incrementar el rechazo internacional a estos peligrosos transportes y muestra que el plutonio y la democracia no son compatibles", declaró el director de Greenpeace Internacional, Thilo Bode.

Los ecologistas han arrastrado una barcaza hasta las cercanías del Parlamento británico y han mostrado una gran parcarta, en la que se podía leer: "Tony Blair: prohbe los cargamentos de plutonio, no los barcos de Greenpeace".