Los ecologistas mantienen que las actuaciones seguidas por diversos organismos oficiales en relación conel manejo y almacenamiento de este material no se adecuan al contenido de los reglamentos vigentes sobre seguridad nuclear y pudieran ser constitutivas de delito contra el medio ambiente.

La denuncia destaca la falta de control que, a jucio de los demandantes, existe sobre los 2.000 kilos de uranio, procedentes de las operaciones de desguace de varios aviones "Convair Coronado" de Spantax realizadas en el aeropuerto mallorquín.

Asimismo, Greenpeace acusa a las autoridades con competencias en esteasunto de incurrir en diversas contradicciones. Según la organización, no hubo control radiológico alguno por parte del Consejo de Seguridad Nuclear y la Consejería de Industria y Comercio del Gobierno balear de los trabajadores que participaron en el desmantelamiento de las aeronaves.DESPROTECCION RADIOLOGICA

Algunos de los trabajadores relataron a los ecologistas que durante la operación manipularon un conjunto de contrapesos de uranio radiactivo (que suman un total de 2.000 kilos) sin contar co la mas mínima medida de protección corporal y sin portar dosímetros personales.

Además, Greenpeace asegura que se ha violado el Reglamento sobre Protección Sanitaria contra Raciaciones Ionizantes, ya que la denuncia sostiene que los 2.000 kilos de uranio superan en más de 4.884 veces el nivel permitido por citado reglamento, por lo que debería haberse autoridado la construcción y puesta en marcha de una instalación radiactiva de segunda categoría.

Por el contrario, la organización conservacionisa afirma que el uranio permanece almacenado en una antigua vaquería situada dentro del recinto aeroportuario, "sin contar ni tan siquiera con una mínima vigilancia".

Según Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace, "las numerosas contradicciones incurridas en este asunto por la Consellería de Industria y Comercio, el Consejo de Seguridad Nuclear, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos y la Dirección del Aeropuerto de Son San Joan, parecen tratar de ocultar las graves irregularidades cometidas en el maejo y almacenamiento de estos 2.000 kilos de uranio radiactivo".

Bravo recordó que todaví no existe solución definitiva sobre el destino final del uranio. "Las inminentes negociaciones que supuestamente se iniciaron a principios de 1993", dijo, "con una empresa amerciana para la retirada de este material, al parecer aún no han fructificado. Es necesario que se aclare en qué punto exacto se encuentran para que no se perpetúe esta situación irregular".