El estudio revela asimismo que la concentración de cadmio en las cenizas es también elevada y califica por tanto de "residuos tóxicos" a dichas cenizas y escorias.

Durante los cuatro meses de funcionamiento en pruebas de la incineradora de Son Reus, la empresa que la explota ha estado almacenando aproximadamene 33.000 toneladas de escorias y 5.000 toneladas de cenizas tóxicas, siempre según la organización ecologista y el estudio por ella realizado.

Oliva Núñez, responsable de salud y medio ambiente de Greenpeace España, manifestó que "estos análisis corroboran el carácter tóxico de estos residuos" y mostró su esperanza en que "los alcaldes de los pueblos de Mallorca sigan rechazando la construcción del depósito de cenizas en sus municipios".