Al coincidir la exposición ública de estos documentos con las vacaciones, según la organización, se evita que numerosos vecinos, ecologistas y profesionales puedan estudiar detenidamente el proyecto, y por lo tanto evitan que las críticas se incorporen a su tramitación administrativa.

Greenpeace considera que de llevarse a cabo el proyecto, sería la primera macroincineradora de residuos tóxicos que se contruiría en España, ya que hasta el momento, "vecinos y ecologistas han evitado que se instalen en Plá de Santa María (Tarragoa), Benejama (Alicante), Almadén (Ciudad Real), Valdeolmos y Valdilecha (Madrid), y Cazalegas (Toledo), entre muchas más.

A jucio de la organización, "la incineración de residuos tóxicos es una actividad extremadamente peligrosa, debido a las emisiones, vertidos y cenizas tóxicas que genera y que afecta gravemente a la salud públiica y al medio ambiente".