Según explicó hoy la responsable de las campañas de protección del litoral de Greenpeace en España, Marion Stoler, por tercer día consecutivo el "Rainbow Warrior" ha vigilado la actividad de la flota de arrastre valenciana, que junto a la andaluza "es la que ignora más impunemente la normativa que les prohibe faenar en fondos inferiores a los 50 metros". Stoler recordó que el año pasado "en tan sólo cuatro horas de vigilancia, Greenpeace interceptó tres arrastreros de Alicante que pescaban a 15 metros de profundidad y con las luces apagadas para impedir ser detectados".

Asimismo, a principio de este mes un helicóptero de la organización ecologista localizó, a cuatro arrastreros de Alicante y Castellón pescando a profundidades comprendidas entre los 32 y 44 metros, y faenando uno de ellos en las proximidades de la reserva marina de Tabarca.

Elpasado lunes el buque insignia de Greenpeace, en su trayecto desde Tarragona a Valencia, descubrió a una docena de pesqueros arrastrando en profundidades inferiores a 50 metros en la zona de Burriana.

La pesca de arrastre consiste en arrastrar un gran saco de red con puertas y cadena metálicas por el lecho marino para capturar especies de fondo, como la merluza, el salmonete y la bacaladilla.

Se trata de un método muy poco selectivo y altamente destructivo, ya que las puertas metálicas causan graes daños a las comunidades de los fondos marinos, al arrancarlo todo.

"Un arrastrero ilegal puede arrancar hasta una tonelada de hojas de posidonia en tan sólo una hora, destruyendo así un ecosistema que tarda siglos en crearse y de cuya conservación depende buena parte del resto de la flota pesquera en el Mediterráneo", denunció Greenpeace.