Los eclogistas mantienen que las manchas de crudo son visibles desde el faro de Cedeira, muy cerca de Cabo Ortegal, por lo que acusan a la administración y Repsol de intentar minimizar los daños.

Asimismo, sostienen que el agua de entrada a la piscifactoría "Norafish", dedicada al cultivo de rodaballo y salmón y situada a unos 20 kilómetros de distancia de cabo Prior, contiene petróleo.

Juan López de Uralde, portavoz de Greenpeace, manifestó que "los efectos del vertido continúan cuando el crudo desapaece de nuestra vista. Los componentes tóxicos del petróleo permancene en el ecosistema y acaban incorporándose a los organismos vivos que los acumulan en sus tejidos".

El portavoz de la organización conservacionista reiteró que las medidas aplicadas para detener la marea negra no han servido para nada, lo cual contradice las versiones ofrecidas por el alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, y la gobernadora civil, Pilar Lledó.