Greenpeace asegura que esta contaminación radioactiva "se ha encontrado, de momento", en vallados, tejados y "muchas otras zonas" de la instalación nuclear, y "no se excluye que se haya extendido más allá", debido al viento y a las condiciones meteorológicas.

Según la información de que disponen los ecologistas, el accidente puede haberse debido a una fuga de ese material radiactivo por un fallo en alguno de los procesos de la depuración y filtrado de agua "sumamente radiactiva" durante la pasada recarga de combustible, en octubre de 2007.

"Según parece", sostiene Greenpeace, "el titular (Asociación Nuclear Ascó-Vandellós, ANAV) ya era conocedor del problema desde hace tiempo", lo que implica "un fracaso rotundo del Plan de Vigilancia Radiactiva de la central y de la Red de Vigilancia Radiactiva Ambiental del Consejo de Seguridad Nuclear".

Por esta razón, la ONG ha pedido explicaciones "urgentes y detalladas" al Consejo de Seguridad Nuclear sobre cómo y cuándo se produjo el accidente, desde cuándo lo saben el titular y el CSN, hasta dónde se ha extendido la radioactividad y qué medidas piensa tomar el CSN al respecto.