Tras conocer los acuerdos alcanzados en la cumbre del G-8 en Toyako (Japón), en los que Estados Unidos acepta por primera vez un compromiso global para frenar las emisiones de CO2, Greenpeace lamentó que se trata únicamente de "palabras huecas" que "no avanzan nada".

"Mientras el Ártico desaparece, el G-8 da la espalda al mundo una vez más, posponiendo cualquier actuación", se quejaron los ecologistas.

Para Greenpeace, estos ocho países "han evadido su responsabilidad de adoptar objetivos claros en el medio plazo", fijando como meta de sus compromisos el año 2050.

Teniendo en cuenta que "el cambio climático ha sido causado principalmente por el G-8", Greenpeace considera que las medidas "mínimas" que deberían ser acordadas son una reducción de los niveles globales de emisiones de más del 50% para 2050, acometiendo reducciones del 30% en los países industrializados para el año 2020.