El histórico dirigente de los Grapo, natural de Cádiz y de 52 años de edad, lideró hace unos meses las últimas negociaciones entre el Gobierno y la banda terrorista para la disolución de ésta última.

No obstante, ambas partes rompieron formalmente a mediados del pasado mes de febrero los citados contactos, que mantenían desde hacía meses para la disolución de la banda criminal y el aandono definitivo de la lucha armada.

Sánchez Casas fue el encargado de comunicar al Ministerio del Interior que las conversaciones habían llegado a su fin, después de que éste último rechazara la aceptación de una serie de condiciones impuestas por los terroristas.

Las condiciones previas impuestas por los Grapo al Gobierno eran la puesta en libertad de dos presos gravemente enfermos y el reagrupamiento de todo el colectivo en cinco prisiones. Hasta la fecha ninguna de esas condiciones previas s ha cumplido.