Entre los "iniciados" en la masonería ha destacado el depuesto presidente de Banesto, Mario Conde, que perteneció a la masonería hasta hace cho años, en que pidió retirarse. En relación con la baja de Conde, Salat afirmó que no tiene ningún problema con él y que hasta que no se demuestre su culpabilidad es una persona que goza de "confianza, respeto y libertad" en la sociedad.

Según Salat, se calcula que en el mundo hay unos nueve millones de masones, mientras en España no llegan a 1.000 y en Euskadi a no más de 100. En el País Vasco existe desde hace diez años una logia en Bilbao llamada "la Tolerancia", con 40 miembros, y en Vitoria se studia un nuevo proyecto.

Lluis Salat definió la masonería como "una asociación fraternal, de las pocas que existen en el mundo, que trata de hacer imperar la justicia y la igualdad por encima de los prejuicios de tipo racial, nacionalista o religioso".

Salat declaró, "la masonería está cada día más de moda porque el mundo se está dando cuenta de lo absurdo que son las guerras y el matarse los unos a los otros", aunque reconoció las dificultades que encuentra en nuestro país por la influencia negtiva que ejerció el régimen franquista, que la persiguió constantemente.

Sin embargo, aseguró que la masonería cuenta cada vez con más adeptos porque frente al materialismo y la falta de afecto propone "la paz, la concordia y la ayuda" y un ideal común, "tratar de mejorar la sociedad haciendo que impere la justicia y la convivencia de las ideas de cada cual".