En un artículo significativamente titulado "Homenaje a Cataluña", como el libro homónimo de George Orwell sobre la Guerra Civil, "The Economist" pone como ejemplos de admiración por la Ciudad Condal que el bar de moda de Manchester se llama "Barça" y que uno de los últimos eslóganes publicitarios de Glasgow dce que esta ciudad escocesa tiene "la latitud de Smolensk y la actitud de Barcelona".

Según "The Economist", las autoridades locales de Manchester "declaran a menudo su deseo de convertirse en la Barceloan del norte" y los planificaciones de otra importante ciudad británica, Leeds, debaten actualmente sobre una gama de "proyectos Barcelona".

La revista añade que no es casualidad que el elegido para diseñar el Parlamento escocés sea un arquitecto de Barcelona, Enric Miralles, a lo que ha contribuio también la afinidad que sienten los escoceses por un pueblo como el catalán, deseoso de preservar su identidad dentro del conjunto de España, al igual que ellos dentro del Reino Unido.

Según "The Economist", Barcelona se ha convertido también en un modelo a seguir para muchas ciudades inglesas, porque que les sirve de fuente de inspiración para intentar emular a Londres. "Barcelona les inspira porque es una ciudad de provincias que se ha vuelto más 'cool' (interesante, de moda) que la capital de Espña, Madrid", señala la prestiosa revista de negocios británica.

No obstante, "The Economist" señala que las ciudades del Reino Unido que intenten parecerse a Barcelona no deben hacerse demasiadas ilusiones porque les falta, entre otras cosas, el elemento esencial de la luz y el calor.

"La vida de café de Barcelona descansa en un seguro suministro de luz solar, del que no goza Gran Bretaña. Una cosa es disfrutar de una cerveza en una cálida tarde en Las Ramblas, y otra muy diferente arremolinarse n torno a una café en medio de la llovizna de Manchester", advierte.