Las inversiones realizadas desde el Reino Unido, pero utilizando como plataforma libre de impuestos a Gibraltar, convierten a Gran Bretaña en el primer inversor extranjero en inmuebles de España.

Esta circunstancia ha podido ser desvelada con los datos de las inversiones del segundo semestre de 1990, tras la entrada en vigor de una orden ministerial que obliga a los inversores extranjeros a declarar la "procedencia última" del dinero.

En ese periodo, las inversones británicas en inmuebles españoles ascendieron a 29.837 millones de pesetas, de los que sólo 6.076 millones fueron invertidos directamente desde el Reino Unido.

El resto se canalizó a través de paraisos fiscales, y especialmente de Gibraltar, que encauzó una inversión de 10.112 millones de pesetas. Otros paraisos fiscales utilizados por Gran Bretaña fueron la Isla de Man (6.720 millones), Las Islas Vírgenes Británicas (3.721 millones), la Isla del Canal (2.277 millones), Panamá (857 millones), Liehtenstein (39 millones) y Bermudas (33 millones).

En el conjunto de 1990, la inversión extranjera en inmuebles se elevó a 182.431 millones de pesetas, de los que 80.713 millones procedían de paraisos fiscales, 73.268 millones de la CE y el resto de otros países.

Por provincias, las más favorecidas fueron Málaga, con 53.337 millones de pesetas; Madrid, con 35.593 millones; Barcelona, con 18.481 millones; Tenerife, con 14.311 millones; y Baleares, con 14.291 millones.

Por tipo de inversiones, redominaron las dirigidas a la adquisición de viviendas (75.124 millones de pesetas), por delante de las dirigidas a la compra de solares (39.752 millones) y de edificios (34.555 millones).

El resto se repartió entre la adquisición de fincas rústicas (17.122 millones), locales comerciales (14.908 millones), garajes (423 millones) y otro tipo de inmuebles (774 millones).