Recientemente, la opinión pública británica se ha convulsionado ante casos como los de Louise Woodward, una niñera británica condenada por el homicidio de un bebé de 8 meses en Estados Unidos, y Helen Stacey, una cuidadora que sacudió hasta matarlo a un niño de 5 meses en Gran Bretaña.

Stacey etaba en una lista de niñeras aprobada por las autoridades del Condado de Norfolk, a pesar de que ejercía la prostitución y había sido condenada por robo.

Las nuevas medidas del Gobierno británico se dirigirán a reforzar el control de las autoridades locales sobre las niñeras, tal y como anunció la ministra británica de Empleo y Educación Juvenil, Margaret Hodge.

Según Hodge, está previsto informar a las autoridades locales sobre procedimientos para establecer si las niñeras son adecuadas para cuiar niños. Además, se les advertirá de la necesidad de desarrollar métodos de registro y formación de inspectores.

El gobierno también elaborará unas directrices para guiar a los padres que quieran emplear niñeras, además de establecer una Oficina de Registros Criminales para facilitar los controles policiales sobre las personas que quieren trabajar con niños.

Los ministros laboristas también están trabajando con las agencias de niñeras para ver otras medidas dirigidas a controlar la cualificaciónde las profesionales.