El impuesto propuesto por Bruselas se impondría en los precios de reventa de todas las obras de arte de artistas fallecidos hace al menos 70 años. El total de ese impuesto sería de un 4% del valor de la obra, para pasar progresivamente al 0,25% por cada parte del precio que exceda de los 500.000 uros.

Gran Bretaña podría seguir contando con el apoyo demostrado el pasado mes de junio por parte de Alemania. Sin embargo, mientras la Federación Británica del Mercado del Arte arremete contra este impuesto, por entender que supondría la devaluación del mercado del arte británico frente al estadounidense, los artistas han acogido de buen grado ese impuesto, ya que la tasa impulsaría el valor de sus obras.