González reiteró su idea de que es necesario suscribir un amplio acuerdo social que refrende con un conseno de los ciudadanos las medidas de reparto del empleo que en estos momentos estudian todos los gobiernos de la unión Europea.

El fomento de los contratos a tiempo parcial, la compensación de las horas extraordinarias en tiempo libre y la reducción de la jornada laboral son medidas que podrían ponerse en práctica en toda Europa antes de final de siglo, pero que "no pueden imponerse desde un Parlamento" ni ser decididas sólo por las fuerzas políticas o los sindicatos.

El líder socialista, sin referrse en ningún momento a la proximidad de las elecciones, aprovechó esta comparecencia en la universidad Carlos III para advertir a los presentes de las profundas diferencias existentes entre los programas referidos a la erradicación del paro de los conservadorbes y de los progresistas.

Acusó a la "derecha" de oponerse a las medidas activas de promoción del empleo puesto que, en su opinión, los conservadores dejan al libre juego del mercado la regulación de la oferta laboral.

González defendió la ntervención del Estado en favor de políticas activas de creación de puestos de trabajo que conlleven a su vez la mejora en la competitividad de las empresas.

Recordó a los conservadores que España cuenta en la actualidad con la generación de jóvenes mejor preparados de toda la historia y les recomendó "abrir los ojos" porque España no puede "permitirse el despilfarro" de no utilizar a todas estas personas después de haber invertido esfuerzo y dinero en su preparación.

Reconoció también el esfuerz de moderación salarial que han hecho durante los últimos años los sindicatos y defendió una nueva organización de la producción como método para promover el empleo.

En su opinión, los 'quince' deberían adoptar la decisión de convertir el problema del empleo en el objetivo número uno de todas las políticas de la UE en la Conferencia Intergubernamental, que se celebrará este año, a pesar de la oposición que ya han expresado los líderes conservadores.

Asimismo hizo una encendida defensa del objetiv de Unión Monetaria porque la reducción del déficit, el control de la inflación y la bajada de los intereses son buenos para el desarrollo de la economía independientemente de que sean criterios consagrados en Maastrich o no.

En este sentido, hizo una referencia velada a quienes ahora discuten el modelo de Maastrich, porque en su opinión ocultan "unas actitudes políticas más que actitudes racionales".

Esta misma semana el ex ministrro de Economía y arquitecto de la Unión Económica Miguel Boyer semanifestó abiertamente en contra del proceso de Unión Monetarioa en las condiciones previstas en Maastrich.