GONZALEZ CRITICA A AZNAR POR OPONERSE A LA CONSTITUCIO EN EL MOMENTO DE SU APROBACION CON UNA "ABSTENCION MILITANTE"
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El ex presidente del Gobierno Felipe González afirmó hoy que el actual jfe del Ejecutivo, José María Aznar, "estaba en contra de la Constitución, en contra del Título VIII" y se opuso con una "abstención militante" en el referéndum.
"El señor Aznar estaba en contra de la Constitución, en contra del Título VIII, le parecía un disparate, en un momento en que era fácil estar en contra y difícil consolidarla, no ahora, en aquel momento, estaba en contra, con una abstención militante en el referéndum y en contra después de la aplicación del Título VIII, en contra militantement", reiteró.
González hizo estas declaraciones tras su intervención en un curso de verano de El Escorial. Poco antes, durante su alocución, advirtió que parte de los problemas que padece hoy España se deben a que "en Madrid y en Vitoria gobiernan personas que no aceptaron la Constitución y estuvieron en contra de una manera o de otra".
Probablemente, dijo, obedezca a una concepción "instrumental" de la Carta Magna, al margen de su papel como marco del juego democrático. "Si el PNV dice que no acepa la Constitución, y ahora dice que hay que reformarla, no se si es para aceptarla o porque tienen una visión de la Constitución como instrumento", respondió después a una pregunta de los informadores.
CONSENSO CONSTITUCIONAL
La Carta Magna no puede considerarse como "las tablas de la Ley" porque su finalidad es servir a la convivencia y las exigencias de ésta pueden cambiar con el tiempo. Por ello, advirtió que si se desea modificar alguno de sus preceptos debe ser con el mismo consenso que existióen su aprobación. El texto actual, agregó, tiene "mucho margen de desarrollo, de adaptación".
En todo caso, durante su intervención consideró "extraño, cuando no sarcástico" que el Gobierno del PP esté de acuerdo en todo con el PNV menos en la estrategia de lucha contra el terrorismo y se preguntó qué es "todo, en términos de gobernabilidad".
Al responder a uno de los asistentes, González apuntó a la "aceptabilidad de la derrota" como uno de los elementos esenciales de la democracia y, para ello,la dosis de juego limpio "debe ser lo más elevada posible". Cuando en el "vale todo" se mezclan intereses ajenos, es cuando la situación "se va degradando", advirtió.
En este sentido, recordó las "adherencias" que se juntaron a la situación posterior a las elecciones de 1993, y que fueron "más peligrosas que los protagonistas" porque se pudo haber llegado a "eliminar la autonomía en el proceso de toma de decisiones". "Estaban hartos de mí", remachó.
En una conferencia sobre "la reflexión de un soialista tras catorce años de Gobierno", González subrayó que el PSOE ejerció su tarea de oposición y de Gobierno posterior "sin rencor" a pesar de la existencia, entonces y ahora, de "fuerzas de resistencia al cambio".
PLURALIDAD DEL ESTADO
El ex presidente expuso los cinco puntos sobre los que se basaron sus objetivos al frente del Gobierno: modernización y liberalización de la eeconomía, el incremento de la cohesión social, la mejoría del capital físico del país, la ruptura del aislamiento internaional, y el desarrollo de la Constitución.
Al llegar a este último punto, que retomó reiteradamente a lo largo de su alocución, abogó por defender la "biodiversidad cultural" de España como una riqueza cultural, lejos de la "definición de la identidad como exclusión de la diferencia".
Felipe González reprochó a algunos nacionalismos basarse en esa identidad excluyente al afirmar, por ejemplo, "que sólo es vasco lo que yo considero que es vasco". Frente a esto, defendió la cohesión como única vía ara evitar la "desagregación" territorial y la "pérdida de pluralidad interna".
A pesar de comenzar su alocución asegurando que no pretendía hacer balance de una etapa, pocos minutos después reconoció que si tuviera que volver a protagonizar aquélla época, "lo haría igual".
Entre los fallos de su gestión, admitió el "error" que supuso la convocatoria del referéndum de la OTAN, si bien argumentó que sólo se podría haber solventado con una gran dosis de "cinismo político", y la corrupción, al reconcer que tardó "más de lo necesario en querer creer" que algunas personas cercanas a él habían caído en actividades irregulares.
Durante el tiempo de coloquio, el ex presidente del Gobierno tuvo palabras para la ruptura del PSOE con el sindicato UGT, que achacó, entre otras cosas, a la autonomía decisoria del partido y del Ejecutivo por encima de los demás poderes no representativos, "algo que nunca entendió Nicolás Redondo".
(SERVIMEDIA)
20 Jul 1998
CLC