González hizo esta apreciación en un discurso que pronunció durante la inauguración de la Biblioteca de Castilla La Mancha, ubicada en El Alcázar de Toledo.

El ex presidente señaló que puede compartir la idea de que España sea una "nación de naciones", pero nunca una "nación de nacionalismos". "No quiero sr apátrida, ni español sólo a efectos de rellenar un casillero en un pasaporte", dijo.

Al llegar a este punto, distinguió entre Xabier Arzalluz y Jordi Pujol, al que se refirió como un "amigo", y aseguró que siempre le quedaría "el refugio del honorable" presidente de la Generalitat, dispuesto a darle un pasaporte, "cosa que no haría Arzalluz".

En su opinión, España como Estado-nación debe estar fundamentada en una "ciudadanía incluyente de diversidad de identidades y culturas". Por este motivo, eiteró que España puede fortalecerse con sus diferentes identidades, siempre que éstas sean incluyentes.

Felipe González hizo estas declaraciones en una ciudad, Toledo, a la que puso como ejemplo de convivencia democrática de diferentes culturas, a veces perdida por esas tendencias "homogeneizadoras y excluyentes".

Minutos después, el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, se dirigió a González y a los también ex presidentes Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Suárez, (este ausente), para realizr un elogio de su lucha contra el "fanatismo".

"Os ha costado caro, quizá lo estéis pagando todavía, el atrevimiento de librarnos del fanatismo. Ni os encadenásteis a vuestro origen, ni hicistéis dogma de vuestras convicciones. La avalancha cotidiana de noticias del mundo actual no puede ser anestesia para el olvido", dijo Bono.