En esta reunión, sobre la que ambos dirigentes manifestaron su deseo de que fuese secreta, Felipe González planteará al dirigente de la oposición varios cuestiones relativas a lo que en el programa electral socialista se denominó "impulso democrático", entre ellos la ley de partidos, su financiación, la legislación electoral, la revisión del Estatuto de Radio y Televisión, la reforma de los Reglamentos del Congreso y del Senado y la agilización de la Justicia.

El objetivo de este encuentro entre los líderes de los dos partidos mayoritarios es crear un nuevo clima que permita desbloquear algunas designaciones que requieren mayorías parlamentarias cualificadas, como la designación del Defensor del Puebo, los nombramientos de las vacantes producidas en el Consejo General del Poder Judicial y el órgano de control de RTVE.

Fuentes próximas al Ejecutivo apuntan que esta reunión está encaminada a rebajar el grado de enfrentamiento personal entre ambos dirigentes. Los socialistas desean que se acaben los insultos al presidente del Gobierno por parte de los dirigentes populares y, a cambio, estarían dispuestos a no utilizar la etiqueta de "pasado franquista" contra los populares, que fue un argumento esgrmido con profusión durante la pasada campaña electoral.