Desde sus primeras palabras, recibidas con gritos de "Felipe, Felipe" por la multitud, González se preguntó por qué los dirigentes del PP "no se olvidarán de mí, si o soy candidato a nada", por qué "se lanzan contra mí, si estoy jubilado de júbilo", o definiéndose a sí mismo como "un viejo rockero" que puede dar su visión de la situación de forma "tranquila y serena".

A pesar de este mensaje continuo, González retó a José maría Aznar a debatir sobre temas como el futuro de Europa, para constatar que el PP entiende la democracia como una "mediocracia", en la que el Parlamento nacional resulta "irrelevante" y sólo se da relevancia al de Vitoria. "Lo que no es relevnte para los ciudadanos termina por desaparecer", advirtió.

Al hilo de esta reflexión, acusó al Gobierno de lesionar la cohesión y la solidaridad de España, de forma que los españoles "estamos volviendo a no saber quienes somos" después de 20 años en los que se había conseguido una identidad incluyente de la diversidad.

"España va bien, pero no se sabe para donde", dijo González, que reprochó al Ejecutivo su falta de proyecto de país y, por tanto, de política exterior. "Esta política de plastelin no me gusta, porque otros hacen política de hierro", agregó, dirigiéndose a Rosa Díez y en referencia a los nacionalistas vascos.

Entre las críticas del ex presidente al actual Gobierno, casi siempre mezcladas con ironías que provocaban la carcajada de los asistentes, recordó a José María Aznar que él dejó instalado el hilo directo entre Moncloa y Moscú, y aseguró, en tono más serio, que no puede "vivir tranquilo si el presidente de Corea es recibido en Moscú y el de mi país no".

Al referirse a a política internacional, hizo especial énfasis en la situación de Kosovo, y aseguró que el plan de paz que ahora se discute "es el que yo presenté". También aprovechó este hilo argumental para defenderse de quienes le reclaman el dinero que se le asignó como mediador de la OSCE.

También se refirió al presunto cobro irregular de subvenciones al cultivo del lino, para emplazar al Gobierno a convocar a los presidentes autonómicos y abordar el tema "con seriedad" para evitar que los agricultores paguen "as pillerías de cuatro, que no son precisamente presidentes autonómicos".

UN COMPROMISO SIN RENCORES

Por todo ello, el ex presidente advirtió a Aznar que las "arrogancias de pecho de lata se pagan, y la gente sabe esperar" a un proyecto que se ofrezca con un compromiso serio, con gente convencida y sin rencores y al que los militantes deben "poner una cara". Un proyecto, dijo, como el de Ramón Rubial.

Junto al recuerdo del presidente del PSOE recientemente fallecido, González criticó a quienes icen que Rubial "sí que era un socialista". "Tienen razón, pero no tienen derecho a decirlo, porque son ellos los que le han machacado".

Precisamente con un vídeo con imágenes de la vida de Rubial y un minuto de silencio comenzó el mitin del PSOE en Valencia, después de que los miles de asistentes contemplaran cómo sobrevolaba sobre sus cabezas una bailarina vestida de blanco sostenida por unas cuerdas amarradas a un globo aerostático con la rosa del partido.

Minutos después la cabeza de lista a as elecciones europeas, Rosa Díez, criticó el "nacionalismo de vía estrecha" que practica el Gobierno en la Unión Europea, "cuando también aquí negocia y se somete a nacionalistas de vía estrecha".

Frente a la falta de proyecto europeo que, a su juicio, padece el PP, Rosa Díez defendió unas instituciones europeas más fuertes, democráticas y cercanas a los ciudadanos para crear empleo sin reducir el bienestar social y alcanzar la plena igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Sólo así, djo, se conseguirá una Europa donde no quepan los intolerantes y donde "yo pueda vivir con normalidad mi condición de mujer vasca, española, europea y de izquierdas", afirmó Rosa Díez, generando los aplausos en pie de la plaza de toros.

Rosa Díez y González arroparon en Valencia al candidato socialista a la Generalitat, Antoni Asunción, y a la aspirante a la Alcaldía de la ciudad, Ana Noguera. Miles de personas estaban ya en la plaza desde las seis de la tarde, más de una hora antes de que se completar el aforo, sin cesar de apelar a los candidatos. El mitin terminó con una ensordecedora traca de petardos, ya tradicional en los actos políticos de Valencia.