Las bases del concurso, anunciadas a través de numerosos pasquines colocados en las calles bilbaínas, incluían una inscripción de 500 pesetas para tener derecho a los premios en metálico.

El certamen se basaba en la ingestión de la mayor cantidad de alcohol posible en el plazo de diez minutos, siendo eliminado quien vomitara, y no computándose como válida la cerveza derramada.

El concuso fue suprimido en base al artículo 72 de la ley de espectáculos del Gobierno vasco, que le faculta para prohibir "las actividades recreativas cuando, por ocasión o consecuencia de los actos, exista peligro cierto de que se puedan producir alteraciones graves del orden público y cuando su realización pueda causar daños a personas y cosas".

Asimismo, también se suspende el acto en cumplimiento del artículo 14 de esa ley que dice que se prohibe "la publicidad de bebidas alcohólicas a través de promocioes como concursos, rifas y otras formas similares de inducción al consumo".