Tal y como confirmaron a Servimedia fuentes gubernamentales, con esta decisión, España se adelanta cinco meses a la obligación impuesta por Bruselas de retirar este tipo de combustible, prevista para enero de 2002.

A partir de ahora, los vehículos que utilizan actualmente "súper" tendrán que repostar un comustible de 97 octanos, pero sin plomo y con un aditivo de sales de potasio, del que ya disponen las gasolineras.

La decisión del Ejecutivo cuenta ya con el acuerdo de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). A pesar de que el nuevo aditivo encarece este tipo de gasolina, se desconoce si este sobrecoste se trasladará a los consumidores.

Actualmente, según los cálculos de los operadores petrolíferos, hay en España dos millones de vehículos que utilizan este tipo de combstible.

Fuentes de las compañías petrolíferas comentaron a esta agencia que la única modificación que tendrán que acometer en sus estaciones de servicio es una limpieza de los tanques donde se almacenaba habitualmente gasolina con plomo para destinarlos al nuevo producto.