En opinión del portavoz del Grupo Popular, Gerardo Conde Roa, los partidos de la oposición han sido víctimas de su propia estrategia, al conseguir la caída de cuestiones que siempre habían deendido, como la aceleración de trámites para que asuntos de especial actualidad y gravedad puedan ser tratados en el Legislativo de inmediato.

La aceleración de los trámites legislativos es una de las cuestiones más criticadas por la oposición, que cree que las leyes "pasarán por el Parlamento, pero no se harán en el Parlamento", según afirmó Ceferino Díaz, representante del PSOE. A su juicio, las leyes pasarán por el Parlamento para que la oposición pueda "verlas, pero no leerlas", lo que es malo par la democracia.

Ceferino Díaz calificó de "monolito a la intolerancia" el nuevo reglamento y consideró que el presidente del Parlamento se ha puesto al servicio del PP y no ha reparado en nada con tal de satisfacer a Fraga.

El Bloque Nacionalista Galego también criticó el desarrollo de los debates. Según la diputada de esta formación Pilar García Negro, "el Legislativo será en parte elemento decorativo y en parte volverá a ser el cuartel que fue el edificio: nada de discusión y mucho ordeno y mano".

El Grupo Popular también ha tenido que ceder en parte, con el fin de acelerar un debate que se hacía interminable y lograr que el nuevo reglamento quede aprobado en el pleno del próximo día 22. Así, el Grupo Mixto seguirá organizándose por consenso entre sus miembros y no por mayoría absoluta, como quería el PP, y ninguna ley podrá aprobarse definitivamente en comisión.