El objetivo principal del nuevo plan de retribuciones, que entra en vigor el próximo 1 de julio, es el de fomentar la "estabilidad". Según manifestó el ministro de Defensa, Federico Trillo, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Ejecutivo, "no hemos puesto el énfasis en las incorpraciones, sino en hacer un sistema de profesionales estables, que garantice la permanencia" de éstos en el Ejército.

Por ell, no se ha llevado a cabo una subida de los sueldos que se ofrecen a los soldados recién incorporados a las Fuerzas Armadas, sino que se primará con incrementos a aquellos que lleven más de dos años de servicio, creándose los incentivos a la permanencia -también conocidos como "prima de reenganche"-, a los que se destinan 4.000 millones de pesetas para el ejercicio 2001.

El nuevo reglamento de retribuciones sustituye al que se mantenía en vigor desde 1991 y que, según Trillo, "había quedado obsoleto, l no contemplar la profesionalización del Ejército" y trata de "equiparar" la distancia retributiva entre el funcionariado civil y el personal militar.

El ministro de Defensa manifestó, en este sentido, que con la nueva norma los sueldos de funcionarios y militares quedan "homologados, aunque no equiparados", dado que siguen siendo más bajos.

En la nueva retribución de los militares se contemplan tres tipos de complementos: el específico singular, que retribuirá las condiciones especiales de alguos destinos; el de dedicación especial, equivalente al de productividad de los funcionarios públicos; y el ya mencionado incentivo a la permanencia.

Más del 80 por ciento de los 26.000 millones de incremento salarial aprobados por el Gobierno hoy irá destinado a los sueldos del personal más básico: la tropa y marinería y la escala de suboficiales.

Con la nueva estructura de retribuciones normalizadas, la tropa profesional pasa a percibir sueldos de entre 1.384.000 pesetas brutas anuales para los odados de 1 y 2 años hasta los 2.536.070 para un cabo mayor.