El Ejecutivo considera incierta la efectividad de una intervención armada masiva para garantizar la distribución de ayuda humanitaria en Bosnia-Herzegovina. El Gobierno cree además que esta acción militar podría acarrear un alto coste de bajas en soldados.

El ministro de Defensa compareció en la Cámara Baja junto al titular de Asuntos Exteriores, Javier Solana, para informar a los grupos parlamentarios sobre la posición española ante el conflicto de la antigua ugoslavia.

Los dos ministros insistieron en la tesis que defiende el Ejecutivo desde hace varias semanas: la crisis de los Balcanes se encuentra en un momento muy delicado, pero la solución a la guerra no puede ser exclusivamente militar, sino que deben adoptarse todas las iniciativas posibles para garantizar una salida negociada al conflicto.

El Gobierno español, como los del resto de países occidentales, ha depositado gran parte de sus esperanzas en la conferencia de paz que se iniciará el próxmo día 26 en Londres, en la que estarán presentes las partes contendientes y las principales organizaciones internacionales.

"El camino para la paz es árido", afirmó el ministro de Exteriores, "pero hay que tener una confianza razonable en la conferencia de Londres, porque puede ser un vehículo importante para la resolución del conflicto. Estamos ante la mayor crisis humanitaria que ha vivido Europa en los últimos cuarenta años".

El titular de Defensa rehusó informar sobre el grado de participacin que tendrá España en caso de que la comunidad internacional decrete el uso de la fuerza en Bosnia-Herzegovina. García Vargas explicó que el Gobierno informará al respecto la próxima semana a los portavoces de los grupos parlamentarios.

Según publica hoy el diario "El País", el Ejecutivo está preparando el envío a Bosnia de unos 300 soldados profesionales de la Legión o la Brigada Paracaidista, que prestarían protección a los convoyes con ayuda humanitaria.

ENQUISTAMIENTO DE LA CRISIS

"La ausecia de finalidades claras y alcanzables mueve al Gobierno a considerar negativamente el envío a gran escala de unidades terrestres a la zona. En cambio, estudiará favorablemente el envío de la ayuda humanitaria que proponga la ONU", afirmó García Vargas.

El ministro de Defensa manifestó que si se emplea precipitadamente el uso de la fuerza en un conflicto de características tan especiales como éste, "podemos ir a un enquistamiento de la crisis".

García Vargas trasladó el escepticismo del Gobiernoante lAs tres posibilidades de actuación militar que se barajan hasta el momento.

Para incrementar el embargo marítimo decretado por la ONU, explicó el ministro, sería necesaria una nueva resolución de Naciones Unidas. Además, consideró que una mayor presencia de buques de la OTAN o la UEO no surtiría un efecto importante, dado que el comercio exterior marítimo de la antigua Yugoslavia es mínimo.

En cuanto a un mayor control del armamento pesado en la zona, manifestó que esta intervención limitara los daños en la población civil, pero no garantizaría un control total del armamento, ya que hay materiales militares fácilmente ocultables.

García Vargas se mostró mucho más remiso a aceptar la viabilidad del empleo de fuerzas militares para asegurar, mediante "pasillos terrestres", la distribución de ayuda humanitaria en las ciudades sitiadas.

El ministro de Asuntos Exteriores manifestó que la crisis yugoslava tiene un gran valor ejemplarizante para el porvenir de Europa. "Este conflicto abieto en plena posguerra fría está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de Europa y de coordinación de las instituciones internacionales", afirmó Solana.

El jefe de la diplomacia española salió al paso de las críticas vertidas contra la tibieza en la actuación de la Comunidad Europea. "No comparto la opinión de quienes dicen que la actuación ha sido insuficiente, porque la Comunidad ha sido un factor importante de contención de la guerra y gracias a ella ha mediado la ONU".

No obstante, Solan admitió que la CE ha encontrado significativos obstáculos en su acción, como la falta de mecanismos de actuación conjunta en política exterior, ya que el inicio del conflicto coincidió con la negociación de los tratados sobre la nueva unión europea.

Los ministros de Exteriores y Defensa se comprometieron durante su comparecencia a mantener informado al Parlamento de la evolución del conflicto y mostraron su disposición a celebrar una nueva sesión informativa en el Congreso la próxima semana, después e la conferencia de Londres.

Durante su comparecencia, el ministro de Asuntos Exteriores se refirió a la situación que atraviesa Somalia e informó que el Gobierno español enviará en los próximos días 5.000 toneladas de ayuda alimentaria a ese país.

Solana dijo que este problema preocupa al Gobierno y reconoció que a veces existe la sensación en la opinión pública de que los gobiernos occidentales muestran, aparentemente, una sensibilidad menor hacia este conflicto que hacia otros como el yugoslav.

"PASIVIDAD"

Los portavoces de los principales grupos parlamentarios de la oposición coincidieron en criticar la actuación española en el conflicto yugoslavo, que calificaron de "tibia", "ambigua" e "indecisa". Sin embargo, excepto el PP, todos mostraron su escepticismo sobre la conveniencia de que la comunidad internacional proceda ahora a una intervención militar.

El portavoz del Partido Popular, Javier Rupérez, manifestó que si los dirigentes serbios escuchan los pronunciamientos del ministo de Exteriores de los últimos días "pensarán que la comunidad internacional no está dispuesta a utilizar la fuerza".

Rupérez emplazó al Gobierno a que no sea tan "pudoroso" a la hora de explicar su opinión sobre las iniciativas que entiende necesarias para detener el conflicto.

El portavoz del PP rechazó la tesis que mantiene el Ejecutivo de descartar por el momento una intervención militar. "Ahora es necesaria una presión física y militar mucho mayor. Este conflicto está poniendo en grave peligo la estabilidad de Europa y el funcionamiento de las relaciones internacionales".

Francesc Homs, representante de Convergència i Unió, reclamó del Gobierno una acción "más decidida e insistente", pero coincidió con los responsables gubernamentales en que la solución al conflicto de los Balcanes no puede pasar por medidas estrictamente militares.

Homs propuso la creación de una ponencia parlamentaria que siga la evolución de la guerra yugoslava y reciba puntual información del Gobierno sobre las edidas que emprenda en cada momento.

Ramón Espasa, de Izquierda Unida, sostuvo que si se acuerda una mayor presencia militar en la zona, ésta debe estar bajo mando exclusivo de la ONU. "No es de recibo asistir a esa loca carrera de la OTAN y la UEO para ver quién aplica las resoluciones de Naciones Unidas", precisó.

Por el CDS, José Ramón Caso se mostró contrario a una acción militar a gran escala porque, dijo, conllevaría un riesgo de "libanización" de la zona. El portavoz centrista pidió al Goberno que consulte al Congreso antes de adoptar alguna iniciativa de actuación militar en los Balcanes.

El portavoz del PNV, Eduardo Vallejo, puso especial énfasis en exigir al Ejecutivo que cualquier misión que envíe debe estar compuesta únicamente por efectivos profesionales o voluntarios.

Sobre este último punto, en el que coincidieron todos los portavoces de la oposición, el ministro de Defensa respondió que dicha exigencia no puede cumplirse en el caso de las unidades navales, debido la faltade personal profesional o voluntario en la Armada española.

Al término de la comparecencia informativa, el ministro fue preguntado sobre si la sociedad española aceptaría una intervención militar significativa en los Balcanes.

"No se trata de lo que pueda percibir la opinión pública. La responsabilidad del Gobierno es evitar que existan bajas y un riesgo grande que pueda afectar a tropas españolas", dijo.