Las obras intentarán evitar los graves problemas sanitarios que, según el Ejecutivo, provoca la falta de un adecuado sistema de saneamiento de depuración de las aguas residuales de la ciudad y sus cuecas adyacentes.

El pasado verano se llegó a prohibir el uso de las dos playas en determinados momentos. La solución adoptada ahora tiene un carácter provisional, ya que la Confederación Hidrográfica del Norte, en colaboración con la Universidad de Cantabria, están estudiando un solución definitiva al problema.

Las obras de emergencia consisten en el bombeo y transporte de las aguas residuales de la cuenca del Añorga, causantes del problema, para conseguir verterlas en otra zona de la ciudad y redcir los efectos negativos que tienen sobre La Concha y Ondarreta.