La Estrategia de Lisboa fija entre sus objetivos lograr el pleno empleo en 2010, alcanzar una tasa de empleo general del 70%, del 60% entre las mujeres y del 50% para las personas mayores. Además, fija en un 3% del PIB el objetivo de inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) para el final de la década.

Este plan es la "respuesta española" al relanzamiento de la Estrategia de Lisboa, que se decidió tras "constatar el escaso avance realizado por Europa en la consecución de estos objetivos fijados en el año 2000".

Además de las actuaciones sobre empleo e inversión, el Plan Nacional de Reformas se centra en alcanzar la plena convergencia real con la Unión Europea en 2010.

Los ejes del plan se fijan en el refuerzo de la estabilidad macroeconómica y presupuestaria, en el lanzamiento del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) y el Programa de Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua, y en el aumento y mejora del capital humano.

Asimismo, priorizan la estrategia en investigación, desarrollo e innovación (a través del proyecto Ingenio 2010), el aumento de la competencia, las reformas en los mercados de bienes y servicios y la mejora del marco regulatorio y las Administraciones Públicas, además de la reforma del mercado de trabajo y del diálogo social, y el Plan de Fomento Empresarial.