La primera de las reuniones estará presidida por el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Juan Carlos Aparicio, aunque en el futuro el peso de la negociación por parte del Ejecutivo lo llevará el secretario general de Empleo, Juan Chozas. Por parte de los agentes sociales, estarán presentes los secretarios de Acción Sindical de CCOO y UGT, Fernando Puig y Toni Ferrer, respectivamente, y los representantes de CEOE yCepyme.

Aparicio envió el pasado 9 de mayo una carta a los agentes sociales en la que les indicaba cuáles debían ser las claves de la negociación, que pasan por una mayor eficiencia del sistema de negociación colectiva, que "permita seguir creando más y mejor empleo".

Sin embargo, los sindicatos exigen al Gobierno en una declaración conjunta que ponga sobre la mesa propuestas concretas, exigencia que también le trasladan a la patronal. Aparicio, antes de conocer el contenido del documento sindica, indicó que "el Gobierno ya ha marcado los objetivos, aunque está dispuesto a ser flexible en los aspectos de método".

NADA SIN CONSENSO

Los sindicatos ya avisan de que cualquier modificación de la negociación colectiva "debe ser fruto del consenso y del acuerdo de las partes directamente implicadas" y consideran que la base de partida para negociar es el Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva suscrito en 1997.

UGT y CCOO afirman que la fijación de los diferentes ámbitos de negociacin no puede hacerse desde la norma, sino dejando libertad a los acuerdos que, sobre reparto de materias y reglas de concurrencia, se alcancen en cada uno de los sectores. Los sindicatos también apuestan por reforzar los convenios sectoriales, como medio para articular la negociación especializada de materias.

De lo que no quieren oír hablar los sindicatos es de suprimir la denominada ultra-actividad de los convenios, es decir, el mecanismo por el cual un convenio está en vigor hasta que no se firma el iguiente. El Gobierno cree que la ultra-actividad puede llevar a desincentivar la negociación de forma interesada por alguna de las partes, por lo cual quieren establecer alguna forma que obligue a las partes a llegar a acuerdos de renovación de convenios.

Para los sindicatos, eliminar la ultra-actividad equivaldría a "poner a cero" el contador de los derechos de los trabajadores y dejaría sin "código de circulación" las relaciones laborales de determinados empleados.

La patronal aún no ha expresdo ninguna postura oficial como tal acerca de la renovación del sistema de negociación colectiva, pero en su seno existen algunas diferencias porque hay sectores partidarios de suprimir la ultra-actividad, mientras hay otros que consideran que sólo conllevaría un aumento de la conflictividad laboral.