"A partir de entonces", prosiguió, "mostraron mucha prisa por deponer su actitud y lamentar el acto insolidario de un grupo, aunque actuaron por libre".

Antonio Fernández aclaró que durante las siete horas que duró el motín pudieron ver a los funconarios retenidos y conseguir que éstos pudieran hablar con sus familiares por teléfono.

En cuanto al autor o autores de la muerte del recluso, todas las versiones apuntan a los cabecillas de la revuelta: Julio Romero Amador y Juan Antonio Redondo.

Fuentes del funcionariado del Puerto 1 aseguraron hoy que los enfermos de SIDA y los reclusos de primer grado obligan a sus compañeros que disfrutan de permisos a introducir droga en la cárcel, siendo el fallecido uno de los que se negaron a cumplir esa exigencia.

Las autoridades del centro han abierto una investigación para esclarecer los hechos. Entretanto, los amotinados han sido recluidos en celdas de aislamiento.