Piqué reconoció a un grupo de periodistas antes de comer con diversos miembros del grupo parlamentario popular europeo que los globófobos "tienen todo el derecho a que se ponga en marcha un debate político sobre lo que ellos plantean". No obstante, advirtió de que sólo será posible iniciarl "en la medida en la que abandonen los métodos violentos para reivindicar sus propuestas".

Así, invitó a todas las organizaciones que promulgan planteamientos antiglobalización a que se desmarquen de las manifestaciones radicales. "Sería un magnífico planteamiento que les daría legitimidad y permitiría establecer un debate político", avisó.

El ministro de Exteriores afirmó que "no podemos permitir que esos brotes de violencia queden sin la correspondiente reacción" y descartó que el Gobierno espaol vaya a trasladar de Barcelona la reunión del Consejo de Europa que España presidirá en junio del 2002.

Tan sólo se tomarán las "medidas necesarias" para repetir actos violentos como los ocurridos en Génova este fin de semana o en Gotemburgo (Suecia) hace apenas un mes durante la reunión de los líderes políticos de los Quince. Dejó claro que de ningún modo se puede "ceder al chantaje de la violencia".

Por último, Piqué instó a sus compañeros de profesión, a los medios de comunicación y a toda l sociedad en general a hacer "una reflexión" sobre los movimientos antiglobalización y las repercusiones que están registrando en todo el mundo.