Según los cálculos recogidos en la memoria 2005 presentada hoy por la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), las ventas de tabaco suponen un 30% de los ingresos de las estaciones de servicio.

Así, la facturación estimada por este producto alcanza los 540 millones de euros anuales, lo que deja en manos de las gasolineras una ganancia bruto cercana a los 81 millones de euros.

Pero no es sólo el tabaco lo que se deja de vender en las tiendas de las estaciones, sino también la denominada venta inducida, es decir, productos que los clientes aprovechan para comprar cuando adquieren una cajetilla. La venta inducida supone un 6% del total de la facturación de las gasolineras, unos 108 millones de euros.

Por tanto, el impacto total sobre la facturación de las estaciones alcanzará los 648 millones de euros, lo que, según la AOP, "produce un desequilibrio en la cuenta de pérdidas y ganancias de todas las gasolineras".