Esta elevación de la cotización de los carburantes, la primera que se produce desde el verano pasado, no es significativa para el sector de transporte de iajeros y mercancías por carretera, según De la Roza, sino que "el problema es cuando se acumulan pequeñas subidas, porque la suma de todas ellas sí lleva un valor sustancial. Este es el temor que tenemos", manifestó a Servimedia el presidente del CNTC.

La "gran batalla" que mantienen los transportistas con el Gobierno, según De la Roza, es el nuevo impuesto que grava con 0,02 euros por litro (4 pesetas) los hidrocarburos desde el 1 de enero para financiar la sanidad, recientemente transferida en su ttalidad a las comunidades autónomas.

El Gobierno argumentó que como en enero el petróleo tenía un precio bajo, cercano a los 20 dólares el barril, las petroleras podían absorber el impuesto y no bajar los combustibles si descendía más el crudo, pero desde enero el petróleo se ha encarecido hasta llegar casi a los 24 dólares y ha provocado las últimas subidas de precios.

El CNTC subrayó que este impuesto, que ha supuesto unos 1.200 euros más al año (200.000 pesetas) en la factura del combustible d un camión medio, "sí que es un precio inamovible, porque la otra parte del coste del producto puede tener subidas y bajadas".

"El Gobierno tuvo la habilidad de aprovechar una cierta bajada de precios en aquel momento, pero, como también denunciamos los transportistas, no tardarían, y además apuntamos al mes de febrero, en subir el precio del producto", recordó De la Roza.

Aunque ninguna comunidad autónoma ha hecho uso aún de su potestad para aplicar el nuevo impuesto sobre los carburantes, para os transportistas "es una amenaza que está ahí y, teniendo en cuenta los déficits presupuestarios de las comunidades, en cualquier momento van a hacer uso de esa posibilidad jurídica que tienen; estoy convencido de ello", concluyó De la Roza.