En la sesión de control al Gobierno en el Senado, García- Escudero preguntó al presidente qué entiende por ese nuevo modelo que anuncia, a lo que Rodríguez Zapatero respondió que un incremento de productividad y competitividad, con más inversión en innovación y menos en construcción residencial, un sector que debe "readaptarse".

Igual que a la ministra a la que "cuesta entender qué es un ser humano", dijo García-Escudero, le pasa al presidente con el modelo productivo, porque con "enorme perspicacia" expone una serie de objetivos que son simplemente la Agenda de Lisboa, trazada por la Unión Europea en 2000, "ha tardado nueve años en enterarse".

España ha caído al puesto 17 en el cumplimiento de esa Agenda, por detrás de Chipre, Eslovenia o Portugal, dijo el portavoz popular, mientras el llamamiento del presidente a un nuevo modelo productivo son igual de recurrentes que "las canciones de verano".

García-Escudero denunció que en cinco años de Gobierno Rodríguez Zapatero no ha tomado medidas para equilibrar el peso de la "ahora maldita" construcción, reducir el endeudamiento exterior o la dependencia energética, igual que la temporalidad en el empleo, "cinco años de brazos cruzados" a pesar de los avisos.

Reclamó por ello al Gobierno reformas concretas y no "más anuncios, ni más ocurrencias, ni golpes de efecto, ni clínex de usar y tirar una vez salvado el día".

Los ejes del proyecto socialista, sentenció, parecen obedecer al "marxismo del bueno, el de Groucho Marx, estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros". "Ha perdido todo su crédito y ya nadie se fía de usted", le espetó.

El presidente criticó después la "poca originalidad" de la cita porque ya resulta "habitual" en las críticas, y dijo al PP que desde 2004 el presupuesto público de educación se ha duplicado y el de innovación se ha triplicado hasta situar a España en la media europea, por lo que el reto ahora es aumentar también la inversión privada.

Subrayó también que en 2006 se acordó en el diálogo social la reducción de la temporalidad laboral, que desde entonces ha sido progresiva. Hay que bajarla más, reconoció, pero estaba en el 33% en 2004, un "record histórico".

La crítica al Gobierno es normal en democracia, concluyó el presidente, pero también lo es la confianza que reiteró en que el PP "se sume a trabajar por España, por la economía y por el empleo" junto a los demás partidos, empresarios, sindicatos, comunidades autónomas y ayuntamientos.