Las más afectadas han sido las empresas Garavilla y Agramar, ambas ubicadas en Lanzarote, quienes reducirán en breve sus plantillas e incluso advierten que podrían llegar a cerrar las fábricas. En el caso de Agramar, ya se ha anunciado el despido de 40 de los 85 trabajadores de la empresa debido a la fala de materia prima que manipular.

La empresa de conservas Garavilla, por su parte, ha despedido a 38 de los 125 trabajadores que componen su plantilla y si no rescinden el contrato a más es, según sus directivos, porque tienen reservas suficientes para trabajar hasta mediados de este mes. No obstante, si persiste la actitud de Marruecos con la Unión Europea y no se soluciona el conflicto, tendrán que cerrar la fábrica.