GALINDO JURA POR SU HONOR QUE ES FALSA LA INFORMACION SOBRE LOS INGRESOSECONOMICOS DE SU ESPOSA
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El general Enrique Rodríguez Galindo juró hoy por su honor que "es falsa" la noticia relativa al presunto incremento patrimonial de su familia y el hecho de que su mujer sea testaferro.
Rodríguez Galindo, al término de la declaración efectuada esta tarde en el despacho de su abogado, Jorge Argote, dijo a los medios informativos: "Ante la noticia escandalosa e injuriosa de última hora, ante ustedes, que es como hacerlo delante de mi pueblo, delnte de los 70.000 guardias civiles que componen mi cuerpo, tres de los cuales son hijos míos, juro por Dios y por mi honor que dicha información es completamente malvada, totalmente falsa, absolutamente mendaz".
El juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez de Liaño, que instruye el 'caso Lasa y Zabala', ha citado para mañana a la esposa del general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, para que aclare la procedencia de sus supuestamente elevados ingresos económicos, según informaron fuentes udiciales.
A la comparecencia de Galindo ante los medios informativos no fue permitida la entrada a los representantes del diario "EL Mundo" y de la televisión vasca ETB.
DECLARACION
La declaración efectuada por el General Rodríguez Galindo fue textualmente la siguiente:
"Tras cerca de 16 años de un duro trabajo, en los que mi pasión no fue otra que la de estar a la altura de mis subordinados y servir a mis conciudadanos; en los que no conocí nada de lo que la vida tiene de agradable, comobien saben cuantos conmigo convivieron, sólo Dios sabe cuantas vidas se han salvado por la eficacia de esa sacrificada labor.
Pues bien: Como resultado de ese esfuerzo, entrega y dedicación total en la lucha contra el terrorismo por la libertad de mi patria y por la vida de los españoles, la democracia y el ordenamiento constitucional, habiendo conocido el drama de centenares de compañeros de uno y otro Cuerpo de Seguridad, que perdieron la vida en esa labor como tantos otros ciudadanos y miembros de as Fuerzas Armadas, he recibido la ingrata situación del proceso judicial en el que algunos de mis mejores hombres y quien fue mi gobernador civil señor Elgorriaga, por quien siento un profundo afecto y respeto, están incursos conmigo y en prisión que yo compartí durante un breve plazo. Ahora, sin ninguna alegría, gozo de una libertad no querida. He sufrido la tristeza de las miradas de esos hombres y de muchas otras personas que me preguntaban ¿por qué?
Sentí íntima rebeldía cuando la persecución se ernió sobre el reducto más querido por el ser humano: su familia. Y así los familiares más allegados, algunos ancianos, al sargento Dorado y al cabo Bayo, fueron llamados a declarar ¿contra ellos? al juzgado que tramita el procedimiento; circunstancia que estos hombres soportaron con sufrida disciplina y con respeto a la juridiscción.
Ni ellos ni sus familiares sienten ni un gramo de responsabilidad en los hechos de que se les acusa, sentimiento que yo comparto. La defensa de su libertad y de su inocecia es ahora para mí tan importante como ayer lo fue la lucha antiterrorista. Que no sientan la frialdad del desamparo, pues al menos yo estaré siempre con ellos. La lealtad más sublime del jefe es aquella que debe a los subordinados que han cumplido bien y fielmente sus órdenes.
Hoy siento el dolor en lo más profundo de mi corazón ante la para mí incomprensible llamada judicial como testigo, pero sin que se descarte la posibilidad de su imputación de mi esposa, la mujer que me acompañó esos diciséis ños y que ha sufrido y compartido en silencio y con valor mi dolor; pues no recuerdo ni un solo momento de alegría que haya podido ofrecerle durante los mismos; que me consoló en la pérdida de cada uno de mis hombres, y a sus viudas y a sus hijos y a tantos otros compañeros del inolvidable Acuartelameinto de Inchaurrondo, y que aún le quedó tiempo de criar y educar, en la honradez y en aquello que creo, a nuestros cinco hijos. También sus ojos, es posible que me pregunten por qué. Y yo tampoco les podré cotestar. Pero sé que no necesitan respuestas. ¿También a mis hijos llamará Su Señoría a declarar?
Esta es mi situación al día de hoy, procesado, sin destino y con algunos de mis hombres encarcelados. A los compañeros que siguen combatiendo el terrorismo les pido que no cejen en el esfuerzo, como yo lo hago, y en el cumplimiento de su obligación para con este País, aunque algún día puedan verse en trance parecido, pues por encima de la vicisitud personal y familiar, está la Guardia Civil, está España, etán los españoles y está lo que juramos. Que no cale en ellos la desmoralización de pensar que como consecuencia de su servicio, puedan ser sus familias llamadas a declarar a un juzgado como testigos o incluso como imputados.
A los que de mí se acuerdan si es para bien, mi agradecimiento; si es para mal, mi comprensión. Y que sepan los unos y los otros que siempre asumiré todas mis responsabilidades".
(SERVIMEDIA)
27 Sep 1996
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