En 1988 se registraron como debidas a la muerte súbita dos fallecimientos de bebés, por 9 en 1989, 15 en 1990, 29 en 1991 y 10 en 1992. La mayor incidencia de este síndrome se da entre los dos y los cuatro meses de vida, según la Consejería de Sanidad de la Xunta.

La Xunta insiste en ue ningún niño debe quedar sin vacunar, aunque las muertes súbitas coincidan a veces con el tiempo (primeros meses de vida) en que se administra la vacuna contra difteria, tétanos y tos ferina.

Las autoridades sanitarias aseguran que el número de muertes achacables al síndrome de muerte súbita es mayor, aunque a veces quedan registradas como causadas por paros cardíacos.

El origen de la muerte súbida del lactante está sin aclarar, aunque se relaciona con edades tempranas de la madre -primer embarzo antes de los 20 años-, su hábito de fumar durante la gestación, la falta de preparación prenatal, así como factores ambientales, como el frío, la costumbre de acostar al niño boca abajo en la cuna o el bajo peso del bebé al nacer.