"Sea cual sea el resultado del juicio", señala la revista, "algo de barro alcanzará seguramente a González. Si está diciendo la verdad, y realmente no sabía nada sobre el GAL, entonces era un primer ministro bastante negligente. Si lo sabía, entonces es un mentiroso. En cualquiera d los dos casos, está dispuesto a dejar que los subordinados carguen con la culpa. Eso no le hace parecer mejor".

"The Economist" señala que el "caso Gal" jugó un papel importante en la derrota electoral del PSOE en 1996, ya que fue un asunto "explotado despiadadamente" por el Partido Popular, sobre cuyo "número dos", Francisco Alvarez Cascos, han lanzado la sospecha de haber prometido indultos a cambio de denuncias contra antiguos responsables socialistas, según añade la revista.

A su juicio, la ayoría de los españoles piensan que González es responsable políticamente de los Gal, pero no jurídicamente. A este respecto, añade que el Tribunal Supremo estimó que no hay base para formular acusaciones contra Felipe González, por lo que solo le hizo comparecer como testigo.

"The Economist" agrega que todo ello ha coincidido con los rumores que vuelven a apuntar al ex jefe de Gobierno español como el sucesor de Jacques Santer en la presidencia de la Comisión Europea en el año 2000.