El juez Carlos Bueren había solicitado a los forenses de la Audiencia Nacional un informe sobre las pruebas de identificación y otros análisis realizados a los cadáveres con el fin de determiar si eran suficientes dichos exámenes o, por el contrario, si es necesario practicar nuevas pruebas.

Bueren quería tener el pronunciamiento forense antes de autorizar el enterramiento definitivo de los cadáveres para evitar así una futura exhumación de los restos para practicarles nuevas pruebas.

Sin embargo, según las fuentes consultadas, a pesar de contar con el dictamen positivo de los forenses, el magistrado no autorizará todavía la inhumación de los cuerpos, ya que antes solicitará a las pates personadas un informe sobre la necesidad de nuevos análisis.

Los cadáveres de Lasa y Zabala se encuentran en el Instituto Nacional de Toxicología de Madrid desde el pasado 27 de marzo, después de que el juez Bueren paralizase el traslado de los restos a Tolosa (Guipúzcoa), que había sido autorizado por la jueza de Alicante Carmen Menárquez, quien investigó inicialmente el caso.

Por otra parte, el magistrado todavía no ha recibido de las autoridades francesas los restos de pelos y ropas hallads en el vehículo de Lasa y Zabala tras su desaparición en 1983, a pesar de que los solicitó hace más de un mes con el fin de completar la investigación.

El vehículo de los dos supuestos etarras fue hallado en un aparcamiento de esa localidad vasco-francesa al día siguiente de su desaparición y en su interior la policía francesa descubrió mechones de pelos de ambos y la cazadora de Lasa.