Fungairiño, en la Memoria de su Fiscalía de correspondiente al año 2000, asegura que esta relevancia informativa ha llevado a que "muchas personas creen que cualquier disfunción, sea o no de carácter penal", se resuelve con una querella ante la Audiencia.

Según el fiscal jefe, esto ha hecho que se presenten querellas, aunque se refieran "a la intervención de la OTAN en los Balcanes", el problema del ozono en la Antártida o el "aument del paso en la conexión telefónica".

A su juicio, muchos ciudadanos desconocen que la Justicia penal debe tener "su siempre reducido ámbito", de manera que "la solución de muchos conflictos sociales" tiene su ámbito de resolución en otras instancias.

"No debe olvidarse", recalca Fungairiño, "que la Audiencia Nacional -cuyos magistrados, por ahora, carecen de poderes taumatúrgicos- se encuentra al mismo nivel que las audiencias provinciales".

Para el responsable de los fiscales de la Audienca, la ingente cantidad de asuntos que recibe la Audiencia hace que no se pueda desarrollar siempre "cierta calidad de trabajo".

"Sea porque se pretende judicializar cualquier ámbito de las relaciones sociales o políticas", concluye, "sea porque existen en sectores de la ciudadanía una mentalidad querulante, lo cierto es que se plantean a la Justicia cuestiones cuyo perfil criminal es duduso, cuando no inexistente".