FUNERAL POR DON JUAN.- CASI UN MILLAR DE PERSONALIDADES DE TODO EL MUNDO ACOMPAÑARON A LA FAMILIA REAL EN EL FUNERAL POR DON JUAN
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Representantes de la realeza y nobleza de todo el mundo, jefes de Estado, delegaciones de países extranjeros, Gobierno en pleno y miembros de instituciones y partidos políticos acompañaron a la Familia Real española en el funeral solemne celebrado en el Monasterio de El Escorial, acto con el que concluyeron los siete das de luto oficial decretados por la muerte de don Juan de Borbón.
El arzobispo de Madrid, Angel Suquía, que presidió la ceremonia por el eterno descanso del conde de Barcelona, aseguró ante las aproximadamente 650 altas personalidades invitadas personalmente por el Rey que "sin su fidelidad y su prudencia, hoy no seriamos una sociedad respetada en el concierto de las naciones".
El solemne funeral comenzó a las 12,15 horas, después de que los Reyes y sus hijos fueran recibidos con honores en el ptio del monasterio por formaciones de los tres ejércitos.
Con anterioridad, los numerosos invitados, entre los que figuraban varios jefes de Estado, representantes de todas las casas reales reinantes y destronadas y todos los miembros del Gobierno y responsables políticos de la nación fueron llegando al monasterio, cuyos accesos estuvieron cortados desde las 10 de la mañana.
Desde una hora antes, miles de personas se congregaban en las inmediaciones del recinto para ver de cerca a los reyes y susinvitados, en medio de estrictas medidas de seguridad.
LLEGADA DE INVITADOS
Uno de los primeros en acceder a la basílica fue el periodista José Luis de Villalonga, amigo personal del Rey, quien, al igual que Sabino Fernández-Campo, anterior jefe de la Casa Real, se encontraba en el templo desde las 11 de la mañana.
A partir de ese momento fueron accediendo al interior de la basílica el resto de los invitados, entre ellos los barones Thyssen; el gobernador del Banco de España, Luis Angel Rojo, ylos ex presidentes del Gobierno Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo.
Poco después llegaron los duques de Alba, los marqueses de Mondéjar, el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela; el jefe de Estado Mayor del Ejército, Ramón Porgueres; el presidente del PP, José María Aznar, y otros miembros de su partido, así como los portavoces parlamentarios y personalidades de la Justicia, entre ellas el fiscal general del Estado, Eligio Hernández.
A las 11,35 horas el Gobierno en pleno hacía su aparicón, excepto Felipe González, que precedió a los Reyes. Todos los miembros del Ejecutivo viajaron desde Madrid en un autobús, salvo Felipe González y José Luis Corcuera. El ministro de Economía, Carlos Solchaga, fue abucheado por un grupo de personas al llegar a la Lonja del monasterio.
Unos minutos más tarde comenzaron a llegar los miembros de la realeza y nobleza de todo el mundo, entre ellos los duques de Saboya, los reyes de Bélgica y la reina madre de Dinamarca, además del presidente de Portugal, ario Soares, y el alcalde de Cascais.
Los reyes de Grecia, Rainiero y Alberto de Mónaco, Bernardo de Holanda y el príncipe de Gales fueron los últimos que entraron en el templo, sobre las 11,50 horas, mientras en el exterior redoblaban las campanas.
A las 12 en punto, la comitiva real accedía a la entrada del monasterio. La primera en descender de su vehículo fue la viuda de don Juan, doña María de las Mercedes, acompañada de los duques de Alburquerque y Cristina Maroni, hermana del conde de Barclona.
La madre del Rey fue seguida por la infanta Pilar con sus cinco hijos y la infanta Margarita con su esposo e hijos, mientras la Familia Real era saludada con 21 salvas y recibía honores de las unidades de los tres ejércitos formadas en el patio del monasterio.
La entrada de los Reyes estuvo precedida por el prior del monasterio, José María del Valle, la escolanía de El Escorial y toda la hermandad de monjes agustinos. Tras ellos, marcharon los cooficantes de la ceremonia, que se dirigieronsus lugares en el presbiterio, seguidos de la Familia Real, mientras sonaba en el órgano el himno nacional.
Monseñor Suquía, que concelebró la misa con el presidente de la Conferencia Episcopal, Elías Yanes; el cardenal arzobispo de Toledo, Marcelo González; el arzobispo vicario general castrense, José Manuel Estepa, y el prior del monasterio de El Escorial, se dirigió en primer lugar a los invitados para resaltar la diferencia de nacionalidades y credos de los presentes.
"UN HOMBRE GRANDE Y BUENO" Durante la homilía, Suquía se refirió a don Juan como "un hombre grande y bueno, que ha sabido gastar su vida en circunstancias bien dolorosas y difíciles, con una generosidad y fidelidad excepcionales al servicio de España, sin otra meta que el bien del pueblo, que Dios le había confiado".
Aseguró también que "ese servicio, esa entrega total al bien de España y del pueblo español le llevó en su día a renunciar a todos sus derechos dinásticos, y ha hecho de él una figura decisiva en la historia rciente de España".
"Sin su fidelidad y su prudencia, hoy no seríamos una sociedad respetada en el concierto de las naciones, ni el pueblo español gozaría de la paz y de la estabilidad institucional que tiene hoy".
Suquía agregó que don Juan "ha concluido su peregrinación, un camino ya arduo a lo largo de toda su vida, pero coronado al final por una larga y dolorosa enfermedad ejemplarmente vivida".
El cardenal concluyó su intervención indicando que en la enfermedad, don Juan "ha estado sosteido en todo momento por la fortaleza de la fe y por el cariño y la piedad de su esposa, de sus Majestades y de toda la Familia Real".
"Por ello, llenos de esperanza, confiamos su alma a la misericordia y ternura de Dios. Don Juan ha descansado de sus fatigas en la paz de Dios".
La ceremonia finalizó pasadas las tres dos menos cuarto de la tarde con la interpretación, por parte de la escolanía del Real Monasterio, del "Officium defunctorum" de Tomás Luis de Victoria y el "Panis Angelicus" de CésarFranch, mientras los Reyes abandonaban el templo y subían a sus vehículos entre los aplausos de las personas congregadas en el exterior.
(SERVIMEDIA)
07 Abr 1993
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